jueves, 9 de enero de 2014

Proyecto

A veces en la vida, uno comete errores de juicio.
Puede ser tomarse una chela de más (o 4 ron-colas), quedarse viendo una película cuando sólo quedan 5 horas para levantarse o hacerse un corte de pelo, que se veía bien... en la revista... en Jennifer Lawrence (lo admito, girl crush)

Pero a veces también, cometes un error de juicio al elegir con quién pololear.
Tomemos, por ejemplo (en mi caso) al D3, ese "pololo" que tuve después de Baz.

La verdad es que no hablaba.
Nada. Monosílabos si es que andaba de buenas.
Mi tío solía decir que era más fome que choque de globos o derrumbe de lana.
Y ¿saben qué? Tenía razón.

Pero el pobre D3 estaba tan, pero tan destruido como persona, y se veía tan dañado... que no pude menos que pensar que yo podía "arreglarlo".
Sentía que podía nutrirlo, y cuidarlo. Quizás lo suficiente como para transformarlo en una excelente persona y un gran pololo.

Adivinen qué: error de juicio.
No sólo no logré nada con él (nada, de verdad nada... un par de topones con suerte), si no que perdí lo que se sintió como 3 años de mi vida (aunque sólo fueron 7 meses), en un proyecto destinado al fracaso.

No voy a decir que no me arrepiento.
Porque (y no sé si D3 lo sabe), justo antes de empezar a perder esos 7 meses, Baz me llamó un día para decirme que quería jugársela por mí.
Y yo (estúpidamente, creo ahora) le dije que NO.

2 errores de juicio en una sola relación.
Damn you, D3


[Mención a Carol K., quien me dio la idea para esta entrada]

1 comentario:

  1. podemos decir que no es tan terrible... era pololo, pero no era mala persona :)
    DEFINITIVAMENTE el error era haberle dicho no a Baz...

    ResponderEliminar