martes, 29 de octubre de 2013

I would never wish bad things...

... but I don't wish you well.
[Jamás te desearía cosas malas, pero no te deseo el bien]

¿Cómo se llama este fenómeno?

Me acuerdo de cuándo Baz me contó que estaba pololeando.
Yo llevaba casi un mes pololeando también, y nos reímos de la coincidencia. Le dije que le deseaba toda la felicidad del mundo y esperaba que su nueva relación fuera excelente.

Quise decirlo de verdad, en serio desearle lo mejor...
Pero por algún motivo, me sonó a la peor mentira de la historia.
¿Acaso yo no quería que fuera feliz?

Yo era feliz con otra persona. 
¿Por qué muy dentro de mí yo no le deseaba la misma felicidad?

Me sentí como la peor persona del universo.
Pero después me di cuenta de que es simplemente lo que pasa cuando una relación no termina demasiado bien.
Cuando quedan algunos cabos sueltos.
Uno quiere ganar. Ser el primero en ser feliz, ser el que dura más en su nueva relación, ser el vencedor. Ser "el buen ex".

No voy a mentir, esta sensación se demora años en irse.
Creo que me acompañó hasta que sufrí otra ruptura, y recién ahí pude pensar que la vida de Baz me daba lo mismo.

Que podía ser feliz si quería o infeliz si así elegía.

Al final del día importa uno y hey, yo soy feliz.


lunes, 28 de octubre de 2013

¿Y si...?

Admito que ya no juego eso.
Pero post-ruptura, definitivamente sí lo pensé muchas veces.

¿Cuál era el problema?
De alguna manera estaba segura de que las cosas se habrían terminado igual.
O tal vez no, pero ya daba lo mismo.

Creo que uno de los grandes privilegios que trae el transformarse en una ex, tiene que ver con básicamente fantasear cambiando el pasado.
O imaginando lo que podría haber sido el futuro.
Y por supuesto siempre salir ganando en cada escenario.

Y yo siempre ganaba en todos los escenarios, aun cuando sabía que preguntarme ¿Y si...? no era nada sano.
Es inevitable ¿no?

En un Mundo Z todavía estábamos juntos, llevábamos años de relación y todo era maravilloso.
Éramos la pareja sobre la que se escriben canciones del tipo "Hey there, Delilah".
Pero en un Mundo Y la cosa duró algunos años y terminó igual, y yo estoy con un mino increíble que me ama, y él ha tenido 3 pololas que le han puesto el gorro.

Y en el Mundo R(eal), habíamos terminado y eventualmente encontraríamos a otras personas.
Y así fue.

sábado, 26 de octubre de 2013

Amigos

Lalo y Tali eran mis mejores amigos.
Siempre estuvieron ahí: cada vez que discutía con mi mamá, cada vez que me sacaba una pésima nota y cada vez que terminaba una relación.

Pero cuando todo se acabó con Baz, sentí que me fallaron.
Que me abandonaron.
La verdad es que yo quedé como la mala de la película, por ser quien decidió terminar la cosa.
Y para ser honesta, yo no quería que se acabara para siempre.

Pero ¿cómo podía concentrarme en los idiomas del Indo-Europeo, La Ilíada y lo que escribía Santo Tomás de Aquino si no podía parar de pensar en Baz y en cuánto lo extrañaba?

Más encima, Baz consideraba a Tali su mejor amiga...
Todo fue un caos ese primer semestre de Universidad.
Todo fue un caos con mis amigos ese año, mejor dicho.

¿Y saben qué? Era lo que tenía que pasar.
Al final, me di cuenta de que la ruptura era algo que tenía que pasar sola, para poder decidir qué quería y cómo estaba realmente.

Y al final, estaba bien :)

viernes, 25 de octubre de 2013

Vuelo


Corría el año 2007 y Bazerty llevaba más de dos años terminado, cuando me encontré a Baz en el aeropuerto: los dos íbamos a viajar en el mismo avión de vuelta a nuestra ciudad de origen. 
Hablamos de nada en particular, y embarcamos en momentos distintos.
Él iba en la fila 8 y yo había quedado en la 20, y cuando se apagó la señal de los cinturones, me hizo un gesto y me fui a sentar con él.


(NOTA: Cuando nos bajamos del avión, Baz me pidió que no blogueara ni le contara a nadie que nos habíamos ido sentados juntos porque alguien en Santiago se podía sentir o enojar demasiado con él... no me preció algo bueno, pero dado que han pasado casi 8 años, siento que el estatuto de limitaciones ya venció)

Al principio estábamos los dos un poco incómodos (obvio), pero empezamos a hablar de la U, de la vida y de a poco empezamos a relajarnos.

Aproveché de pedirle perdón por haber terminado con él de manera tan súbita (ya es malo que te dejen, y definitivamente tiene que ser peor cuando no lo ves venir) y él me perdonó.

Creo que es fue lo máximo que conversamos y el vuelo sirvió para hacer las paces con todo el tema que teníamos.
Y ahora sólo me queda preguntarme si esa persona que iba a sentirse y enojarse todavía está en su vida, y si efectivamente está leyendo esto y se sintió o enojó.

Tal vez nunca lo sepamos...