jueves, 30 de octubre de 2014

Fantasma

Se han dedicado muchas canciones a la idea de que no importa lo que hagamos, siempre vamos a tener una especie de "presencia" rondándonos.
"Presencia" de nuestros eXes anteriores, claro.

Siempre que pienso en esa película con Matthew McConaughey donde lo llevan por todas las eXes que tuvo; me pregunto "¿Y de qué sirve?"
O sea, hablando en serio: ¿De qué sirve un recorrido por cada persona con la que alguna vez tuviste algo?
¿Aprendes algo?
Con suerte seguramente dirías: "¡Oh! Verdad que estuve contigo, se me había olvidado".
Nice.

Pero lo queramos o no, obviamente el pasado afecta.
No sé si realmente nos "condena"... o en verdad quizás sí, pero no estoy segura de que eso sea necesariamente malo.
Aunque la palabra "condena" definitivamente no suena como algo bueno.

No importa con cuánta gente salgas, siempre vas a estar pensando en l@s que hubo antes.
De ti, de él, de todos...
Aunque sea por un par de segundos, minutos o incluso horas después de que la cita se haya acabado.
Inevitable.

Pero al final tienes que preguntarte: ¿es TAN -pero tan TAN- malo, que me recuerde un poco a mi eX?
Depende.

Si te recuerda a tu eX al final de la relación, cuando el elefante ocupaba todo el espacio... sí, pésimo, abortar misión.
Pero si te recuerda a tu eX cuando todo estaba bien; o si te recuerda a tu eX cuando todo estaba empezando y era lindo... entonces ¿qué tiene de malo?

Ahí el fantasma se transforma casi en una señal.
Que básicamente te está diciendo: sí, tienes un tipo de min@ que te gusta... y no hay nada de malo con eso.
Así que al "fantasma" sólo hazle Shooooo

sábado, 25 de octubre de 2014

Ser yo... de nuevo [GRACIAS]

[Nota: Esta entrada fue escrita hace varios meses, pero sólo ahora quise publicarla por razones que no tienen por qué saber. Salvo que pregunten. Y quizás ni siquiera entonces. Gracias]

Me tomó tiempo poder imaginarme con otro hombre, y me tomó incluso más tiempo atreverme a salir con uno.
Hasta que llegó el día en que conocí a alguien (no importa cómo, no importa dónde), y salimos.

Aunque hace años que nada me pone nerviosa (o casi nada), no pude evitar la sensación de mariposas (que más se sentían como elefantes con alas) en el estómago.
Me arrepentí varias veces camino al lugar de encuentro, y casi me devuelvo otro par de veces.
Pero al final, lo logré.
Fui.
Y ahí estaba él; y tuve mi primera cita desde la última cita que tuve con ISN antes de que nos pusiéramos a pololear.
O sea, mi primera cita en siete años.

Y a medida que los minutos pasaban, los elefantes alados se transformaron en mariposas, después en plumas y terminaron como dientes de león.
Los nervios dejaron mi cuerpo.

No voy a dar detalles de lo que pasó cuando la comida se terminó, los vasos se vaciaron y llegó la cuenta (que él caballerosamente pagó); y se ofreció a acompañarme a mi casa.

Pero sí voy a decir esto: cuando llegué a mi casa, entré directamente a buscar mi guitarra, me senté en el suelo de mi pieza (porque sólo así se puede realmente conectar uno con la música que toca, siempre he creído: sentándose en el suelo) y empecé a cantar.

Por primera vez desde que había terminado con ISN.
Canté por lo que se sintió horas... pero fueron sólo dos o un poco menos.
Y después de eso, no pude evitar sonreír.
Y llorar.
Y suspirar.

Finalmente me sentía como yo.


Y eso que mi eX, eso que Ingeniero Sin Nombre me había quitado, TÚ me lo devolviste.

Y sin importar lo que pase o no pase entre nosotros, siempre te estaré agradecida.

domingo, 19 de octubre de 2014

#TrueStory

¿Les ha pasado?
Conocen a alguien y todo pareciera darse en minutos.
Segundos.

Y es increíble y nuevo, y no tienen idea de qué hacer, pero por ahora no importa.

Y el tipo se sale totalmente del patrón que siguen usualmente.
No es alto.
No es ingeniero.
Ni siquiera es chileno.
Usa lentes, pero aun así no se parece en nada al tipo de hombres por el que generalmente se lanzarían.

Y hacen todo al revés de como normalmente lo harían.
Todo el proceso típico se va a la cresta porque... bueno, porque sí no más.

Pero de repente paran y se preguntan: "Chucha... ¿y cómo sigo ahora?"
Y la cosa empieza a ser confusa, y no están muy segur@s de cómo seguirla.
Y empieza el miedo; ese que viene de forma repentina, como cuando ven una araña en una esquina, y cuando toman una revista para matarla y miran de nuevo; ya no está.
Miedo.

Y la otra persona... no entiende ese miedo.
Porque claro, como tiene más experiencia no tiene ninguna duda.
Y no escucha las tuyas.
Y te convence de que todo va a estar bien, de que sigan con lo que tienen porque eventualmente van a llegar a un balance y todo va a ser bakán.
Así que obvio; le creen y siguen con la cosa.

Hasta que de la noche a la mañana, cuando todo está perfecto y hasta hacen planes para meses en el futuro y tienen ganas de conocer a las mutuas familias; el susodicho llama.
Y se emocionan, porque en general no llama.
Y les dice que la cosa no va a funcionar.
Porque tiene dudas.
Y miedo de que a la larga todo vaya a ser peor.
Sus mismas razones, ahora él las usa para terminarlo todo.

El corazón se rompe, saltan las lágrimas y le gritan que se vaya a la cresta en su idioma nativo para que no haya malentendidos. 
Lo eliminan de Facebook y borran su número.

¿Les ha pasado?
A mí sí.
Y he decidido que quedará en mi historial como un error.
El error más largo o la aventura más corta.
Y never again.

#TrueStory

jueves, 9 de octubre de 2014

No se puede ignorar un elefante

Quizás sea sólo yo, pero creo que cuando una relación está en peligro o empieza a terminarse (¿ven lo que hice ahí?), es demasiado evidente como para que el problema se pueda barrer debajo de la alfombra.
Salvo que quieras terminar con un elefante debajo de la alfombra.

El tema es que, una vez que aparece el elefante, da lo mismo dónde lo metas, va a estar ahí.
Y se va a ver.
Mucho.
O sea, ¡es un elefante po!
La pregunta es: ¿por qué insistimos en el paquidermo NO está ahí?

El hombre nunca llega puntual cuando se juntan en algún lado o te pasa a buscar (cualquier alcance con la realidad es totalmente cierto, y en este caso basado en ISN), claramente no hay demasiado interés.


Cada vez vas menos a las reuniones familiares con su familia y lo invitas menos a las tuyas; no sabes por qué, pero te sientes mejor con tu familia sin él, y su familia ya no te parece tan encantadora como antes.

Y cuando hacen cucharita, ahí sí que se siente a Dumbo entre los dos.
Claramente "tienen que hablar".
Pero por algún motivo, nadie lo hace.

Cada relación puede concebir su propio elefante; y puede ser más grande o más chico (teniendo en cuenta el tamaño del mamífero en cuestión), pero ocipará un espacio igual.
Cuando aparece el elefante, créanme: NO se va a ir... hasta que la relación se acabe y se lleve a su animalito con ella.

Ya son como 3 elefantitos que he enviado al cielo.
Así estamos todos mejor... ¿no?

[Mención honrosa a mi profe de la UDP Jaime Collyer (también conocido escritor chileno); ya que esta entrada nació gracias a su analogía del "pulpo" en clases :)]

miércoles, 1 de octubre de 2014

¿Más o menos que yo?

Una de las cosas que tiene impacto en nosotros lo queramos o no (y en general no lo queremos pero no podemos hacer nada el respecto), es enterarnos de que nuestr@ eX está con otra persona.

Por mucho que digamos que no nos importa, que nos da lo mismo, que haga su vida; muy en el fondo queremos saber qué onda la nueva adquisición.
¿Qué hace?
¿De dónde es?
¿Qué edad tiene?
¿Cómo se conocieron?

Pero lo más importante: ¿Es más min@ que YO?

Para qué mentir: Qué terrible darte cuenta de que tu eX está con alguien a todas luces más atractivo que tú.
Pero ¿por qué será que nos duele tanto?
Quizás porque significa que no somos tan bakanes como pensábamos; o quizás se estaban conformando con nosotros.
Ouch.

Y claro, también pasa al revés: si nuestr@ eX está con alguien que ni se acerca a nuestro nivel de atractivo, nos preguntamos qué onda.
¿Me cambió por es@?

Al final da lo mismo si se ven mejores o peores, vamos a poner todo en duda porque sí y porque no.
Así que... ¿qué tanto? Si nunca estamos conformes, entonces mejor ni pensarlo...
(Si claro, ¡los desafío!)

[Mención honrosa a Cami O. que me dio la idea de esta entrada]