lunes, 30 de junio de 2014

Dilo primero

Creo que pasa en todas las relaciones: esa odiosa situación en la que sientes algo y no sabes si decirlo o mejor esperar a que la otra persona lo haga primero.

Me acuerdo de haber sopesado las cosas en mi relación con Baz, con respecto a decirle que lo quería:

Pros:
- ¿A quién no le gusta que le digan que lo quieren?
- Seguramente también me quiere, y me lo dirá de vuelta.
- Si algún día discutimos sobre el tema de quién quiere más a quién, yo dije que lo quiero primero (punto para mí)

Contras:
-Quizás ni siquiera ha pensado que puedo quererlo.
-¿Y si no me quiere de vuelta y no me dice nada?
-Si le saco en cara que yo lo dije primero en una futura pelea, se va a enojar... mucho (10 puntos menos para mí)

Eventualmente, claro, tiré la lista por la ventana de mi mente y me pregunté: ¿QUÉ ES LO PEOR QUE PUEDE PASAR?

Iba a decírselo.
Obviamente, no así de la nada.
Estábamos viendo Dawson's Creek (o bueno, yo lo estaba viendo y Baz estaba sentado a mi lado) y en un momento, Joey o Dawson o Jen o todos al mismo tiempo dijeron algo muy cursi y muy cierto (como en prácticamente cada capítulo), y yo aproveché la escena.

-Oye.

-¿Mmmmm?

-Pero péscame.

-Si te estoy escuchando.

No me estaba escuchando. Ni siquiera estaba mirando la tele, estaba mirando por la ventana a lo lejos.

-Pero mírame, po.

Y cuando me miró, yo me acerqué... pero él tomó mi cara entre sus manos y me miró a los ojos unos segundos.

-Te quiero.

Me atraganté. Tragué pesado. No me esperaba que fuera tan intenso.

-Yo también... te quiero.

Y ese día decidí que de ahí en adelante, siempre sería yo quien lo diría primero.
No estaba ni ahí con que me tomaran de esa forma por sorpresa y me hicieran sentir tan rara.
Hasta ahora, así ha sido.

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