jueves, 5 de junio de 2014

Dejar ir

Una cosa es move on.
Cuando finalmente volvemos a vivir nuestra vida de la manera más normal posible después de una ruptura.
Cuando dejamos de pensar en el eX, y empezamos a buscar otra persona.
O empezamos a imaginarnos con otra persona.
¿Se acuerdan cuando les hablé de mi Crush? Algo así.
No necesariamente estamos absolutamente 100% superadas, pero estamos casi ahí.
Casi.


Pero otra cosa muy distinta es let go.
Y no en el sentido de Frozen, si no en el sentido de las relaciones.
De dejar ir.
Esto ya tiene que ver con dejar ir todo lo que significaba estar con una persona. Todo lo que se hacía, todo lo que se sentía, todo lo que se decía.
Todo.
TODO, así como todo.

Suena bien terrible.
Y no es fácil.
Ni bonito.
En verdad tener que dejar ir tantas cosas es una soberana paja, y (a veces) una pena.
Pero es necesario.

Con Baz, tuve suerte de que no había mucho qué dejar ir.
No estuvimos tanto tiempo juntos, de modo que la carga no era mucha.
Menos mal.
Dejé ir las canciones, los momentos, las tallas internas, las fotos y los regalos.
Suena como que es harto, pero en verdad no.

Pasa algo raro cuando finalmente dejamos ir: es como si toda la relación se fuera también.
Como si nunca hubiese pasado.
Como si no fuese más que un mal/buen sueño.
Y así ha sido para mí, cada vez.
Cada vez un sueño más largo, más pesado y un poquito peor...
Let it go.

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